miércoles, 18 de agosto de 2010

Tomare tu cuerpo

me daré el placer de destrozarlo

Con mis propias manos,

Tus ojos ya sin brillo

contemplaran mi rostro,

Extasiado de tanta belleza

al observar tu muerte.

Una muerte tan bella

como la que lentamente

Yo te regalo.

Y agónico pides piedad, va...

Piedad jamás para un simple y débil mortal

Mas no deseo que aun mueras

no me permitiría aun

Tal desenlace,

debo vivir y tu morir,

debe estar fresca

La sangre derramada en mi copa.

Esa copa que se llena

de tu esencia de vida,

La que me entrega

inmortalidad a mi ser

Y la que hace surgir

esta bestia insaciable de sed y lujuria.




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